sábado, 19 de diciembre de 2009

Dedicatoria doméstica (Mis hombres II)

Sé que no era un buen momento. Y que no era justo, claro que no, tú lo dijiste. Sentimos el entorno como el molde que nos hace. No es verdad pero, como le pasaba a Einstein con el tiempo, es una ilusión tenaz. Las cacerolas sin fregar, las sartenes al fuego, los niños en su faceta más agotadora; un viernes sin horizonte es como un bajorrelieve y uno, una debe ser la figura que lo rellena, aquello que talla ese entorno. Seguramente te sentías sin extensión y quizás hasta desaliñada, hermosura apagada por la tos, la grisura, el peso de la tarantella cotidiana. A todos nos pasa. A lo mejor tengo estos días la pulsión de salir, oír música o ver algo distinto porque no me gusta el bajorrelieve de los días Koljós. Tus peroles y la cuesta arriba que eran las sardinas sin freír o la indolencia de tu compañero sólo te hacen, qué palabra tan bien hallada, “posible”. Conmovedora e ilusionante. Sin relación con el momento, porque sí, pero justo en aquel instante y cuando me fui, es decir, ahora, me sentí, me sigo sintiendo arena para ti. No agua. No luz. Vulgar e invisible arena.


Son esos momentos que me parece no tener qué ofrecerte que puedas amar o que te pueda servir de algo. Supongo que a veces siento eso porque es difícil no abrazarte, abrazarte muy fuerte. Tienes razón en lo de la compatibilidad o la coincidencia. Existe el amor en la diferencia, en la pobreza, en la mediocridad, en la vulgaridad física. Pero cuando un amor intenso, que a saber de dónde viene, se deja adornar por la compatibilidad plena y la complicidad: por el dinero que deja viajar y oír música como alarido y aleja las cuentas ansiosas; por el talento que provoca admiración; o por la belleza que arrebata; cuando el amor se deja adornar por todo o parte de eso, qué ancho es el mundo cada día. Qué vivo luce uno en los espejos. Ojalá sepa ser algo de todo eso. Tú lo eres todo a la vez, como una maldición.


Sé tu hastío y tu tristeza. Yo ahora sólo puedo decirte seguro que estoy enamorado. Y que quiero hacer cosas que tú ames. Es humano intentar atraer a quien tanto se quiere. Pero en tu caso además es confiarse a la mejor brújula. Lo que tú quieres siempre indica el camino correcto. Me faltó un abrazo muy largo. No me dejes. En esos ojos todo cobra sentido.


Te beso


PD. Te contemplo con avaricia, como si fuera un despilfarro el tiempo que paso a tu lado mirando para otra parte. Ojalá supiera pintar.


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