jueves, 22 de abril de 2010

Con todo

“La enseñanza académica de la belleza es falsa. Hemos sido engañados, pero tan bien engañados que no logramos hallar ni tan sólo una sombra de verdad. La belleza del Partenón, de Venus, de las Ninfas o de Narciso es falsa. El arte no es la aplicación de un canon de belleza sino lo que el cerebro o el instinto pueden concebir independientemente de cualquier canon.

Cuando se ama a una mujer, no se buscan instrumentos de medida para conocer sus formas; se la ama con todo el deseo posible. Sin embargo se ha intentado todo para aplicar un canon de belleza al amor. El Partenón, bien mirado, es una granja a la que se le ha puesto un tejado; la adición de la columnata y de las esculturas se debe a que en Atenas había hombres que trabajaban y querían expresarse. No es tan sorprendente lo que el artista hace como lo que el artista es: si Cézanne hubiera vivido y hubiese pensado como Jacques-Emile Blanche, no me hubiera interesado ni un minuto, por mucho que sus manzanas hubiesen sido diez veces más hermosas. Lo que me interesa es la inquietud de Cézanne, el ingenio de Cézanne, los tormentos de Van Gogh; en resumen el drama del hombre. Todo lo demás es mentira.”

Pablo Picasso (Documento recogido por C. ZERVOS. “Cahiers d´Art”, nº7, 1935)

Porque Barcelona es bella siempre, no necesita de adjetivos ni oropeles que se presten a desarrollos brillantes. Cuando está inquieta, es, si cabe, más hermosa. El 23 de abril es ese día. Entre libros, como las sedas y gasas a las nalgas, incitante e impúdica. Poder contemplarla. Así me gusta. En efervescencia. Lujuriosa.

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